Granos de café – ¿Por qué tanto alboroto?

Te sorprenderá saber que los granos de café en realidad provienen del fruto de un árbol tupido llamado planta de café. Una vez que estos granos son removidos de la fruta, se secan completamente. Un largo proceso tiene lugar antes de que puedan ser tostados.
El tostado del café
El café tostado es muy perecedero y debe ser tratado en consecuencia. Después de que los granos son cosechados pasan por un proceso donde la forma cruda del grano se calienta en vastos tambores calentados que giran constantemente para asegurar que el calor se distribuya uniformemente. Es al final de esta etapa que los granos se convierten en el más familiar producto quebradizo y marrón con el que nosotros como consumidores podemos relacionarnos. La transformación física y química por la que pasan las judías, cuando se calientan, es primordial para el aroma, el sabor y la calidad del producto final que ponemos en nuestras tazas.
La mezcla
Se necesita un amplio conocimiento y comprensión para mezclar los granos de café. Es un arte, como cualquier otro que lleva tiempo perfeccionar. Los granos que forman una taza perfecta de café pueden compararse con las uvas que forman un vino de gran sabor. Cada uno tiene sus propias características y personalidades.
Se cree que sólo cuando los granos de café son tostados con cuidado se puede extraer el mejor sabor de ellos. Esta es también la etapa ideal para comenzar el proceso de doblado y donde se puede lograr una variedad de sabores. Añadiendo sabores a la mezcla, como el azúcar, el chocolate, la vainilla, etc… también se puede transformar el café en una mezcla totalmente diferente. Cada productor de café tiene su propio y único proceso de mezcla que es supervisado por sus expertos en mezclas, un equipo calificado que asegura que cada lote de café producido se mantenga consistente año tras año. Otro factor que juega en el sabor del café es la temperatura que se utiliza al tostar los granos y que también debe ser monitoreada en todo momento.
El sabor
Beber café puede compararse con beber vino (sin el alcohol, por supuesto), ya que ambos son un gusto adquirido. Se necesita un paladar delicado para distinguir la complejidad de los sabores que entran en la elaboración de cada café diferente. Y así como los vinos pueden ser tan únicos como las regiones de su origen, lo mismo es cierto para el café. Por ejemplo, el café Arábica tiene un sabor picante, similar al de un vino blanco seco, mientras que la mezcla de Robusta tiene tonos amargos.
Vale la pena señalar que hay muchas mezclas, sabores, gustos, etc… de café por ahí y que hay mucha gente que se toma su bebida de café muy en serio. Sin embargo, no dejes que esto te disuada de probar diferentes cafés tú mismo. Nunca se sabe, puede que encuentres uno que te guste de verdad y te diviertas por el camino.

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