La Historia de la Ballotin, Regalos de Chocolate Belga

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Este año se celebra el centenario de la votación. Estoy seguro de que todos los conocedores de chocolate belga han abierto una o muchas de estas urnas en su vida. De hecho, desde su creación en 1915, la urna siempre ha existido, cuidadosamente llena de chocolates en un sinnúmero de tiendas o vorazmente disfrutada por miles de amantes del chocolate en todo el mundo. Esta caja es elegante pero de aspecto discreto, y muestra el contenido mientras lo protege con éxito.
A principios del siglo pasado se produjeron dos grandes inventos que cambiaron la forma en que la gente disfrutaba del chocolate:
En 1912 Jean Neuhaus desarrolló una técnica que hizo posible, por primera vez, crear chocolates con un relleno suave. Este primer invento se llamó “praliné”. Estos chocolates continuaron vendiéndose envueltos en papel, un método tradicional que, sin embargo, tenía dos grandes inconvenientes: no era capaz de exhibir los chocolates de forma elegante y, lo que es peor, ofrecía muy poca protección, a menudo dañando o comprometiendo el aspecto de los pralinés.
A medida que los chocolates se volvían más sofisticados, con diseños atractivos y rellenos complejos, las cocinas de chocolate belgas pedían a gritos una caja diseñada específicamente para sus necesidades. Una caja de regalo que fuera hermosa y elegante pero también práctica en su capacidad de proteger los chocolates de ser dañados en el camino a casa.
En 1915 sus gritos fueron contestados, Louise Agostini, esposa de Jean Neuhaus Jr., diseñó la primera urna (del inglés ballotin, término francés que significa “pequeño paquete de mercancías”), una caja en la que se podían empaquetar los chocolates de forma segura. También era un diseño estéticamente maravilloso, simple pero elegante, fácil de llenar y cerrar con sus solapas elegantemente aseguradas con una cinta. Para el deleite de las otras casas de chocolate de la época, Jean Neuhaus decidió no patentar este invento, y es por eso que hoy en día todos los fabricantes de chocolate belgas de primer nivel venden sus chocolates en esta caja de regalo intemporal.
Cien años después, los Maestros chocolateros belgas usan la boleta electoral más que nunca, de hecho esta caja puede ser considerada la firma de los mejores chocolateros belgas. Aunque ha habido algunos cambios menores en el diseño a lo largo de los años para permitir procesos de fabricación más eficientes, la simple belleza estética de esta caja de regalo sigue siendo la misma, lo que la convierte en uno de los artículos más reconocibles en el mundo de los alimentos de lujo.